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La albahaca en la medicina antigua y una perspectiva actual.

ocinum basilicum

– Marina Muñoz Cervera –

¿Qué interés podría tener una hierba aromática como la albahaca para los médicos de la antigüedad?

Hoy en día, esta planta se utiliza comúnmente como condimento para aromatizar y dar sabor  algunos platos de comida. En muchos hogares se planta esta hierba para recurrir a ella como especie culinaria y popularmente se ha empleado para diversas dolencias. También la medicina natural actual la utiliza, sin embargo, el saber ancestral de la medicina, puede ayudarnos a comprender mejor algunos aspectos y a situarnos con mayor convicción en el presente.

Taxonomía.

Antes de comenzar con sus usos, la situaremos taxonómicamente:

Especie y género: Ocinum basilicum (1)(2)(3).

Familia: Lamiaceae (1)(3).

Origen: Asia, Irán, India (1)(3).

Sinonimia común: Alfábrega, alhábega, alfabreguera, alfalga, albaca, brazilla, basílico, hierba real. (2)(3).

Se emplea para condimentar casi todos los tipos de alimentos, sin embargo quizás sea más conocida, como condimento del tomate y de la pasta italiana «al pesto» (3).

En la antigüedad.

Pedanio Dioscórides, también llamado el Anarzabeo, fue un griego que llegó a ser un gran médico en la ciencia práctica, inspirada en el saber egipcio del Templo de Imhotep, en Menfis, donde también había acudido Hipócrates; vivió en el siglo I de nuestra Era y fue médico de los ejércitos de Nerón; sin duda con menguados recursos económicos y con ganas de viajar para conocer las hierbas medicinales de más extensos territorios y los secretos médicos de dilatados países, se sentiría atraído por la vida castrense, que le ofrecía la posibilidad de satisfacer sus deseos; como resultado de unos y otros escribió su tratado «Materia médica» en 6 libros, que comprende remedios de los tres reinos de la naturaleza, tanto animales como minerales y, principalmente vegetales, de los cuales nos dio alrededor de 600 especies. En el Capítulo 130 de su Libro II, la describe con las siguientes palabras:

Transcribo el texto en castellano antiguo pues la obra de Dioscórides ha sido traducida del griego en multitud de ocasiones y, entre paréntesis aclaro de forma libre, algunas palabras que ya están en desuso coloquialmente hablando.

La traducción siguiente fue llevada a cabo por Andrés Laguna y pertenece a la obra «El Dioscórides Renovado» de Pio Font Quer, Doctor en Farmacia y Licenciado en Ciencias Químicas (2).

«El ocimo es una hierba muy conocida, la cual comida en gran cuantidad debilita la vista. Es lenitiva (que tiene virtud de ablandar y suavizar) del vientre, mueve ventosidades, provoca la orina y acrecienta la leche, empero digérese (se digiere) con dificultad. Aplicada con flor de harina y aceite rosado y vinagre en forma de emplastro, es útil a los apostemas calientes de los pulmones (abscesos) y contra las puncturas (pequeño agujero hecho con objeto punzante: picadura) del dragón marino y del alacrán. Mezclada ella sola con vino Chío, mitiga el dolor de los ojos. Su zumo, instilado, mundifica (limpiar, purgar, purificar) la nubes y deseca los humores que a los ojos destilan. Su simiente, bebida, sirve a los engendran copia de humor melancólico, a los que no pueden orinar y a los que están llenos de ventosidades. Sorbida por las narices provoca muchas veces a esternudar (estornudar), y lo mesmo hace la hierba. Empero es menester comprimir los ojos cuando el esternudo venir se siente. Algunos repuevan (reprueban) el ocimo en la viandas y se guardan de le comer, por cuanto maxcado (mascado) y puesto al sol engendra ciertos gusanos. Añaden los africanos que los que hubieren comido el ocimo, aunque después sean heridos del alacrán, no sentirán dolor» (2).

En 1927, Diego de Torres, Catedrático de la Universidad de Salamanca, refiere en la página 24 de su «Cartilla rústica» (2):

«El que fuere tocado del dolor de cabeza, debe huir totalmente del olor de la albahaca, porque el olor activo de ella lo aumenta y, aún, en opinión de algunos, hace nacer gusanos al cerebro, como aconteció a un hombre del siglo pasado, como lo refiere el médico Juan Holerío, doctor en medicina, al principio de su «Práctica». La mayor virtud que tiene la albahaca es que si alguna mujer fuere atormentada en el parto con vehementísimos dolores, si la pusieren una raíz de esta planta con su pluma de golondrina en la mano, parirá muy presto con muy poco dolor» (2).

Ya sabemos que la albahaca tenía un lugar, unas indicaciones y también contraindicaciones. No obstante, tenemos que tener en cuenta que en aquél tiempo, a falta de ecografías, etc. eran los síntomas del paciente lo que se describían y posiblemente lo que se refiere como «gusanos en el cerebro» refleje un estado de excitación exagerado que puede producirse cuando se consume o se huele en exceso.

En el presente, se considera una hierba aromática utilizada para el condimento de alimentos y así está contemplada en el Codex Alimentarius (4).

La medicina natural la utiliza, entre otras virtudes, como digestiva, sin embargo, por lo que he podido leer, aún existe polémica en cuanto a sus efectos secundarios; algunos piensan que es una hierba muy segura, otros no tanto; se le atribuyen propiedades antibacterianas, anticancerígenas, antioxidantes, carminativas, etc. (5). Se considera estimulante y antiespasmódica; la esencia de albahaca es excitante cuando empieza su acción, pero luego abate y deprime (2).

Cuando se desconocían remedios más eficientes contra los mosquitos, se colocaba un ramito de esta hierba sobre la almohada (2).

Desde el punto de vista nutricional.

Sin embargo, no podemos olvidar que la albahaca es un condimento que nos aporta vitaminas, sobre todo Equivalentes carotenoides (264 microgramos) y Vitamina K (415 microgramos) ambas cantidades por 100 gramos de hojas de albahaca fresca. Pequeñas cantidades de Riboflavina (0,1 mg), Niacina (0,9 mg), Piridoxina (0,2 mg), Vitamina C (18 mg), Vitamina E (0,8 mg) y Ácido Pantoténico (0,2 mg) por 100 gramos de hojas frescas igualmente (6).

También, es una fuente de minerales, entre los más abundantes en esta planta, son el Calcio (177 mg), Magnesio (64 mg), Potasio (295 mg), Fósforo (56 mg) y Manganeso (1,1 mg). También contiene Hierro (3,2 mg), Zinc (0,8 mg), Sodio (4 mg), Selenio (0,3 microgramos) y Cobre (0,4 mg), todo ello por 100 gramos de hojas frescas (6).

Su contenido en agua es abundante, 92,1 gramos/100 gramos.

En su composición hay una pequeña cantidad de proteínas, 3,2 gramos/100 gramos (destacando su contenido en los aminoácidos siguientes: Ácido Aspártico y Ácido Glutámico); 2,7 gramos/ 100 gramos de Glúcidos o Hidratos de Carbono del tipo glucosa, fructosa y galactosa. Y en cuanto a su contenido en grasas es de 0,6 gramos/100 gramos, fundamentalmente poliinsaturadas (0,4 gr) y una pequeña cantidad de monoinsaturadas (0,1); no contiene grasas saturadas (6).

Vemos, por tanto, que su consumo nos aportará nutrientes y, utilizado como condimento, puede enriquecer el valor nutricional de los platos.

En cuanto a uso como medicamento, comentaros que tiene principios activos que actúan como fármacos (linalol, metilchavicol o estragol y cineol) (2) y están mucho más concentrados en los aceites esenciales, por tanto su uso tiene consecuencias y dependiendo del mismo serán favorables o desfavorables.

Comentaros que la ingestión de cualquier tipo de preparado de albahaca, ya sea en forma de aceite, tisana, o en forma de una cantidad apreciable de hojas secas o frescas, debe estar refrendado por una buena información y práctica sobre sus ventajas e inconvenientes.

Iremos viendo, en sucesivas entradas, algunas de las hierbas y plantas utilizadas como condimentos, más comunes, para conocer con cierta profundidad sus características.

Fuentes:

(1) Albahaca.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ocimum_basilicum
(2) Pío Font Quer. «Albahaca». El Dioscórides Renovado. 4ª Edición. Págs. 713-715. Ediciones Península. Barcelona 2002.
(3) Inforjardin. Albahaca. Ocinum basilicum.
http://fichas.infojardin.com/condimentos/ocimum-basilicum-albahaca-alhabega-alfabega-basilico.htm
(4) Codex Alimentarius.International Foods Standars.
http://www.codexalimentarius.org/codex-home
(5) Jean Carper. Los Alimentos Medicina Milagrosa. Pags. 440-458. Amat Editorial, S.L. Barcelona 2008.
(6) Ortega RM, López-Sobaler AM, Andrés P, Requejo AM, Aparicio Vizuete A, Molinero LM.
DIAL software for assessing diets and food calculations.
Departamento de Nutrición (UCM) y Alce Ingeniería, S.L.
Current Version 2.16 2012.

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Entrada actualizada el 20-12-2019

Reciclaje.

ecología

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¿Son el arte y la ciencia complementarios?

surrealismo

– Marina Muñoz Cervera –

Tendemos a pensar que la ciencia y el arte son antagónicos, de hecho parece difícil imaginar a grandes genios de la matemática o de la física con el tiempo suficiente para pintar un cuadro o escribir una poesía.

La mente estricta y «cuadriculada» del científico no parece diseñada para la libertad de la sublime pasión artística y, en ocasiones, así se manifiesta, pero en otras, el arte puede ser la liberación del pensamiento científico, el bálsamo que ayuda a seguir investigando, la belleza que nutre los sentidos de aquél que siente la ciencia en sus venas.

Bajo mi punto de vista, el arte se convierte en complementario  a la ciencia cuando se encuentra el nexo entre ambas disciplinas; el hemisferio izquierdo del cerebro se asocia con los estímulos y el derecho con la acción. Si el estímulo es hermoso, creativo y libre, la acción pondera estas cualidades en pro de la ciencia. La faceta artística libera de la tensión científica y a la vez genera una saludable energía que aumenta la necesidad de continuar con la investigación en cualquier ámbito.

Todo arte o ciencia pueden ejercerse con la misma complementariedad, siempre en cuando nos sintamos libres en ambos terrenos. Pueden resultar tremendamente divertidos ambos campos cuando se alternan según la necesidad anímica y la multidisciplina en la que derivan es sumamente enriquecedora para la persona.

Buscando bibliografía sobre el tema, he encontrado una frase que matiza de alguna manera lo que estoy intentando expresar, pertenece al Blog Virginia Huneeus y dice así:

“Súbete a caballo sobre ti misma y sin miedo galopa hasta el horizonte, que veo que tienes a la poesía agarrada por una de sus colas” (1).

Virginia Huneeus es una artista en búsqueda permanente de lenguajes para comunicarse a través del arte, incentivando también a los demás a encontrar su propia manera. Aún cuando las primeras búsquedas empiezan muy joven, es en la Facultad de Arte, U. de Chile, donde de manera más clara comienza una profundización en el lenguaje del arte. Desde entonces su búsqueda está en permanente progresión, con un fuerte acento en la intuición, en el riesgo, más que en los apriorismos. De esta manera en 1968 se hizo acreedora, de la Beca Fulbright para realizar un postgrado en el Centro de Artes Visuales del Instituto Tecnológico de Massachussets (2).

Esta destacada artista visual chilena no solo ha explotado su faceta creadora, sino que además se ha desempeñado como educadora de arte en diversos colegios e instituciones, tanto en el país como en el extranjero. De esta manera, realizó clases en la Universidad de Chile, hasta 1973, cuando fue exiliada a Florencia, Italia. País donde estuvo hasta 1979, realizando estudios de Psicología del Arte y exponiendo en museos.
Desde su vuelta a Chile en 1979, trabaja en el taller de Artes Visuales dirigido por el artista y teórico Francisco Brugnoli, lugar de trabajo y reflexión, a pesar del oscurecimiento de las manifestaciones de desarrollo artístico. Según Brugnoli, “la escritora, más la artista del dibujo y el grabado, más la ensambladora de lo inverosímil (2).

La imagen que ilustra esta entrada procede del blog que lleva el nombre de la artista, y nos dicen en un interesante artículo titulado: «Arte y ciencia: un espacio indefinible», que «el arte aparece como un medio capaz de proveernos de expresiones de lo invisible, lo intuido, lo que existe pero es difícil entender desde el mero análisis racional» (1).

Pienso que la creatividad artística permite respirar con tranquilidad al científico, es como el agua fresca después de un día caluroso, como la brisa que renueva las ideas, como la serenidad indefinida tras un día intenso.

El arte puede llevar al descubrimiento de uno mismo en las facetas más profundas del inconsciente. Y la ciencia brinda la posibilidad de descubrir el mundo exterior más allá de lo meramente visible. La proyección en ambos lados opuestos produce un intensa y bonita satisfacción que llena la vida de comprensión, entendimiento y de amor. Es el nexo entre los antagónicos que diluye la contraposición cuando se integra en los sentidos y, es entonces cuando podemos hallar ciencia en el arte y arte en la ciencia.

Hace unos días leí un artículo en la Revista Muy Interesante, que hablaba sobre este tema, se titula: Rock y ciencia, dos caras de la creatividad humana, escrito por Ezequiel de Bianco. Nos cuenta que «históricamente los grandes intelectuales ha sido músicos, arquitectos, intelectuales, pintores y filósofos al mismo tiempo. Pero a medida que comenzó a desarrollarse la ciencia moderna y surgieron nuevas ramas del arte, la relación empezó a ponerse un tanto ríspida e incluso controvertida» (3). «Estas ideas van de la mano con algunas afirmaciones de la psicología popular que desde fines del siglo XIX, que en el hemisferio izquierdo del cerebro se desarrollan funciones relacionadas con las matemáticas, la planificación, el lenguaje, etc.; mientras que en el derecho los sentimientos, la creatividad y diversas actividades relacionadas con las artes. Por lo que suele extrapolarse que artistas y científicos son personalidades totalmente opuestas» (3).
«Esta extrapolación no sólo es errónea, sino que también lo es la concepción de los dos hemisferios tan diferentes» (3).

«La ciencia y el arte son inevitablemente dos caras de la expresión de nuestra creatividad como seres humanos»(3).

El artículo pone ejemplos de artistas de la música que han desarrollado también actividades científicas, como:

Brian May del grupo musical Queen, que obtuvo la licenciatura antes de la creación de la banda y en el primer tiempo de ésta comenzó con investigaciones en Astrofísica, disciplina en que más tarde se doctoró (3).

Dexter Holland, cantante y guitarrista de The Offspring, su verdadero nombre es Bryan Keith, lo bautizaron Dexter (un sobrenombre en inglés habitual para los muy estudiosos) por su afición a la ciencia. Este artista estudió Biología, sin embargo, la coincidencia de su Doctorado en Biología Molecular en 1994 y la publicación del exitoso álbum «Smash» hicieron que el cantante optara por su profesión musical; no obstante, cuando tiene tiempo, sigue leyendo sobre Biología Molecular y tal vez algún día obtenga su doctorado (3).

Art Garfunkel, integrante del conocido dúo Simon and Garfunkel estudió Matemática mientras cosechaba los mayores éxitos de su carrera. Obtuvo su título en esa disciplina en el año 1967 en Columbia y posteriormente cursó estudios para el Doctorado en Educación de Matemática (3).

Gregg Graffin, vocalista de Bad Religion, es también antropólogo, geólogo y profesor de Ciencias en la Universidad de California (3).

Quizás, arte y ciencia, sean las dos caras de una misma moneda y en nuestra biología existe la capacidad para integrarlas, sólo tenemos que ponernos manos a la obra.

Fuentes:

(1) Virginia Huneeus. «Arte y ciencia: un espacio indefinible».
http://virginiayloscucos.wordpress.com/arte-y-ciencia-un-espacio-indefinible/
(2) Virginia Huneeus. «Virginia Huneeus. Artista integral»
http://virginiayloscucos.wordpress.com/
(3) Ezequiel del Bianco. «Dos caras de la creatividad humana Rock & Ciencia». Revista Muy Interesante número 329, Marzo 2013.

Imagen:

Origen: Virginia Huneeus Blog.
http://virginiayloscucos.wordpress.com/arte-y-ciencia-un-espacio-indefinible/