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Proverbio chino.

pimientos en bloc de notas

– Marina Muñoz Cervera –

«El padre de la enfermedad pudo haber sido cualquiera, pero no cabe duda de que la madre fue una mala dieta»

Esta frase aparece en la Introducción del libro de Jean Carper, Los Alimentos Medicina Milagrosa. 5ª Edición.  Pag. 29. Editorial Amat, S. L. Barcelona 2008.

Haciendo una interpretación libre del proverbio, pienso que la palabra «Dieta», en este contexto, hace referencia a la alimentación en general y no a una dieta concreta.

La comparto con vosotros porque invita a reflexionar sobre si realmente merece la pena estar enfermo como consecuencia de una mala alimentación y, aunque la frase parece jocosa, encierra una gran verdad, y es que muchas enfermedades tienen su base en la forma en que comemos a diario. Afortunadamente, está en nosotros la capacidad para cambiar nuestro futuro próximo y lejano.

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La crucial importancia de los padres en la prevención temprana de la obesidad infantil.

– Marina Muñoz Cervera –

El grave problema de la obesidad infantil está siendo abordado por los investigadores expertos en el tema, buscando los mejores procedimientos para prevenir la enfermedad en los niños y, por ende, en los futuros adultos. El aprendizaje de los padres es crucial en esta labor, puesto que ellos son los primeros responsables de su educación, y mientras mejor sea su formación en el tema, menos problemas tendrán posteriormente sus hijos.
La mejor manera de transmitir un conocimiento es siempre mediante la práctica, de manera que el ejemplo de los progenitores es vital para que los niños poco a poco adquieran buenos hábitos alimenticios.

ABC Salud publicó hoy, día 27 de junio de 2012, una noticia basada en un artículo del British Medical Journal, en la que se cuenta un arduo y extenso estudio llevado a cabo sobre 667 madres primerizas y sus bebés. El objetivo del estudio fue comprobar qué eficacia tiene la intervención temprana (antes de los dos años de edad) sobre los niños en sus hogares, para prevenir la obesidad, basándose en la medida del Índice de Masa Corporal (IMC) de los críos; también se valoraron algunos hábitos como el sedentarismo familiar. No comparto el estudio original en inglés, por su longitud y complejidad, no obstante, os dejo el enlace a BMJ en el que aparece el artículo: Effectiveness of home based early intervention on children’s BMI at age 2: randomised controlled trial. (Cite: BMJ 2012;344:e3732)

Y a continuación, os transcribo la noticia de BBC Salud.

La prevención de la obesidad infantil empieza por los padres

S. Gutiérrez

Última revisión miércoles 27 de junio de 2012

 Un buen ejemplo es una de las mejoras formas para que los niños aprendan a hacer algo correctamente. Por eso, según un estudio que se publica en British Medical Journal, una vía para prevenir la obesidad y el sobrepeso infantil es que los padres sigan una alimentación adecuada y desarrollen algún tipo de ejercicio físico.

La obesidad infantil es un grave problema de salud que afecta a más de 43 millones de niños en edad preescolar en todo el mundo (6,7%); además, son muchos los estudios que han demostrado que un niño obeso puede tener problemas de salud a largo plazo. Los métodos de alimentar a los niños, cuando empiezan a comer sólidos y la cantidad de televisión que ven (recomendación de 2-5 años de edad es no más de 60 minutos por día) son los factores más comunes que contribuyen a la obesidad infantil, especialmente en los grupos con un nivel socioeconómico más bajo.

Educación:

La educación es la mejor manera de abortar este problema, creen los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Sydney (Australia). Su trabajo, realizado sobre 667 madres primerizas y sus bebés, se basó en una intervención durante el período prenatal y después del nacimiento (1, 3, 5, 9, 12, 18 y 24 meses), en la que se informaban sobre las dietas más saludables y la importancia del ejercicio físico. Los investigadores valoraron el índice de masa corporal (IMC) de los niños, sus hábitos alimenticios y el tiempo que pasaban viendo la televisión.
Entre los mensajes clave que recibieron las madres estaban: la importancia de dar el pecho, no administrar alimentos sólidos antes de los seis meses, para los niños, y comer una variedad de frutas y verduras todos los días y solo beber agua, para las madres.

Menos TV:

La media del IMC (a los 24 meses) en los niños en el grupo de intervención fue de 16,49 (donde un IMC saludable es 14-18 y 13-18 para los niños de las niñas), frente a 16,87 en el grupo control. Además, en este último, hubo más niños con sobrepeso y obesidad. El porcentaje de niños que comían frente a la televisión también fue significativamente menor en el grupo de intervención, 56% en comparación con el 68%.
Este estudio confirma que los primeros años de desarrollo de un niño son cruciales para sentar las bases para un aprendizaje permanente de su comportamiento alimenticio y sus resultados de salud. Los autores concluyen que los resultados son muy alentadores: «el estudio muestra que el inicio precoz del sobrepeso y obesidad infantil requiere de programas de promoción de la salud precoces y que éstos deben enfocarse en la familia».
En un editorial acompañante, Mary Rudolf, de la Universidad de Leeds (Gran Bretaña), dice que el estudio plantea preguntas como si la intervención para superar la obesidad se debería iniciar antes y concluye que el seguimiento es «esencial para ver si la intervención da como resultado una reducción importante de la obesidad y la morbilidad».

Fuentes:

http://www.abc.es/salud/noticias/prevencion-obesidad-infantil-empieza-padres-12559.html

http://www.bmj.com/content/344/bmj.e3732

Imagen: http://static.deia.com/images/2012/05/29/bebes_1.jpg

¿Qué es el Ambiente Obesogénico?

familia obesa

– Marina Muñoz Cervera –

Durante años se ha considerado a la obesidad como un problema estético.

Últimamente estos enfoques del problema están siendo cambiados. Hoy sabemos que la obesidad es una enfermedad crónica como puede serlo la diabetes, la hipertensión arterial o la dislipemia, por lo que su tratamiento además de difícil, debe ser prolongado y mantenido.

«No hay alimentos malos ni buenos, sino una dieta bien o mal equilibrada» «Una alimentación saludable es compatible con el placer y la dimensión social que la comida tiene en nuestra cultura» (Estrategia NAOS) (*)

La industrialización y sus consecuencias económicas han conducido a un estilo de vida  más urbanizado y sedentario. Esto junto con el fácil acceso a los alimentos ha contribuido a lo que se ha denominado «Ambiente Obesogénico» porque podría haber causado un subgrupo de población, que es genéticamente más susceptible a la ganancia de peso y a llegar a ser excesivamente obesos. Una teoría para explicar este fenómeno es la hipótesis de los genes ahorradores, mediante la cual los genes que predisponen a la obesidad habrían tenido una ventaja selectiva en poblaciones en poblaciones que frecuentemente están sometidas a épocas de hambruna. De modo que aquellos individuos que poseen estos genes ahorradores, en el habitual «ambiente obesogénico» tendrían una mayor susceptibilidad a desarrollar obesidad extrema. (1)

Se describe la existencia de un «Macroambiente obesogénico» y  de «Microambientes obesógenicos», dentro de los cuales, el grupo más vulnerable está conformado por los niños y adolescentes. Por la gran dimensión del tema, lo voy a tratar de un modo esquemático para que veáis cuáles son los conceptos fundamentales de este interesante aspecto de la enfermedad.

Macroambiente «Obesogénico o tóxico»

Los patrones dominantes de desarrollo socioeconómico, la imparable urbanización, la progresiva globalización de los mercados, el control creciente de la producción alimentaria y su distribución por las transnacionales, el aumento imparable de la disponibilidad de alimentos y bebidas manufacturadas, la mecanización progresiva del trabajo, del transporte, la comunicación y el conocimiento, como la televisión, los videojuegos, DVDs, ordenadores, móviles, etc. han tenido una decisiva influencia en los cambios en estructuras, actitudes, creencias, percepciones y valores en la sociedad y la familia y en la homogeneización y aceptación sin resistencia de nuevos hábitos y modelos de vida obesogénicos.

La epidemia de la obesidad es el resultado de crear y expander, permanentemente, los ambiente obesogénicos politicolegislativos y socioculturales, físicos y económicos. La epidemia de la obesidad tendría su epicentro en Estados Unidos y sería un subproducto de la cultura occidental.

La exposición a este macroambiente se establece en la generación actual desde el mismo momento de la fecundación y continuará previsiblemente a lo largo de toda la vida, por lo que para los nacidos a partir del año 2000 las expectativas de salud, calidad y esperanza de vida pueden ser por primera vez en mucho tiempo, peores que las de la generación anterior.

Macroambiente alimentario obesogénico en niños y adolescentes:

La alimentación obesogénica se caracteriza por una amplísima disponibilidad de alimentos y bebidas, en su mayoría manufacturados, con alto contenido energético, ricos en grasa saturada y trans, azúcares refinados y baja calidad nutricional, en raciones cada vez más grandes, altamente palatables, poco saciables, de fácil preparación culinaria y consumo y relativamente económicas.

Me refiero solamente al macroambiente alimentario, pero existen otros que predisponen al sedentarismo, inactividad física, etc. que también contribuyen al problema.

Microambiente obesogénico

El hogar y la escuela son los microambientes naturales de los niños y adolescentes; en ellos transcurre la mayor la parte de su vida y la influencia que ejercen son determinantes en sus estilos de vida y en su salud.

1.-Microambiente «escenario» obesogénico: la familia y el hogar.

Si la herencia genética juega un papel importante también lo juega la «tradigenética», es decir, la adopción por los niños de los hábitos obesogénicos, tanto por imitación como por imposición.

¿Cuáles son los hábitos familiares obesogénicos?

La influencia de los padres en los hábitos dietéticos de los hijos, no se restringe  a un determinado grupo de alimentos y nutrientes, sino que abarca toda la dieta. El control de los padres sobre la alimentación de sus hijos tiene efecto a largo plazo.

En las familias obesas se evidencia una mayor preferencia y, en consecuencia, consumo de alimentos grasos y azucarados con relación a las familias con peso normal. Un problema adicional al riesgo nutricional en hijos de padres con sobrepeso u obesidad, es el de la deficiente percepción por éstos, del sobrepeso u obesidad en sus hijos; se les considera, fuertes, corpulentos, sólidos. Por tanto, la obesidad en la familia constituye una barrera limitante para la identificación correcta del peso de sus hijos y para establecer las estrategias adecuadas de prevención.

2.- Microambiente «escenario» obesogénico: La escuela.

La escuela y su entorno se convierten, en muchos casos en un área de riesgo obesogénico. Normalmente hay pocas oportunidades para el juego y el deporte que no sean competitivos y a ello se suma el sedentarismo en los recreos, coincidente con un consumo frecuente de snaks, comida rápida y bebidas. Las tiendas de chuchería, las cafeterías y las máquinas expendedoras de alimentos y bebidas de las escuelas favorecen el consumo de alimentos y bebidas energéticas de baja calidad nutricional. (2)

(*) La Estrategia NAOS, «Estrategia Nacional de nutrición, actividad física y prevención de la obesidad» fue establecida en el año 2004 por el Ministerio de Salud y Consumo de España.

Fuentes:

(1) M. Serrano Ríos. Genética de la Obesidad. Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad. Estrategia NAOS. Editorial Médica Panamericana, S.A. Madrid 2006.
(2) R. Tojo, R. Leis. La obesidad en la infancia y adolescencia. Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad. Estrategia NAOS. Editorial Médica Panamericana, S.A. Madrid 2006.

Imagen: http://zanahoria.blogdiario.com/img/obesidad.jpg

Última revisión: 25-09-18