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¿Cuándo la comida se convierte en un problema?

– Marina Muñoz Cervera –

La comida puede ser un problema cuando nuestra percepción de la misma está alterada.

Necesitamos comer para vivir y eso lo sabemos todos, pero ¿cuándo la comida puede ser una preocupación que implica dificultad?

Antes de entrar de lleno en el tema de esta entrada, me gustaría comentaros que es importante contrastar la información que obtenemos a través de internet.

«Nutrientes», «calorías», «adelgazar» y «alimentos» son términos que, hoy en día, inundan las búsquedas de la red.

Nunca se ha escrito y publicado tanto sobre alimentación y nutrición como en estos últimos tiempos.

La alimentación también puede ser un problema cuando no sabemos qué comer, porque hemos leído mucho, pero no sabemos qué creer y no podemos estructurar la información y adecuarla a nosotros.

Y, sin más preámbulo, vamos a ver algunas situaciones en las que la comida puede suponer una amenaza.

Desde el punto de vista de nuestra salud física:

Respecto de la inocuidad de la comida, es decir, que esté libre de patógenos u otras sustancias que puedan afectar a nuestra salud, algunos alimentos pueden hacernos daño si están mal manipulados o bien presentan algún tipo de contaminación, ya sea química o microbiológica.

En condiciones normales, la adquisición de alimentos en comercios conocidos, y una buena información respecto de la manipulación de la comida en la cocina, nos evitan este problema.

También, desde el punto de vista de nuestra salud física, existen intolerancias y alergias a ciertos tipos de alimentos o sustancias que determinan que tengamos que evitarlos. Por ejemplo, la intolerancia al gluten, a la lactosa, etc., alergia a los frutos secos, entre otras patologías.

Son problemas de salud que se solucionan eliminando aquellos alimentos o sustancias que no toleramos bien y sustituyéndolos por otros.

Desde el punto de vista de nuestra salud mental:

La comida está ligada a emociones, desde tiempo inmemorial, asociada a celebraciones, alegrías, reuniones, etc. También, a situaciones diversas, unas agradables y, otras, desagradables.

En muchas ocasiones, ese tipo de emociones son las que determinan que exista o no aversión a ciertos tipos de alimentos o al contrario.

Si un alimento nos produce asco o aversión, lo vamos a evitar, aunque sea muy nutritivo. Y si un alimento está asociado a emociones agradables, nos gustará comerlo aunque no sea nutritivo.

Más allá de lo descrito anteriormente, existen problemas emocionales serios que pueden llevar a acciones que van en contra de nuestra salud, y que alteran la percepción de la alimentación como una necesidad.

Estamos refiriéndonos a los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que se manifiestan a través del alteraciones en la alimentación y la imagen corporal, ocasionando graves daños a la salud y cuyo trasfondo denota un trastorno mental complejo, causado por múltiples factores predisponentes, como dificultades de regulación emocional, baja autoestima, perfeccionismo y baja tolerancia a la frustración, en situaciones vitales complejas o experiencias traumáticas.

En cuanto a los Trastornos de la Conducta Alimentaria

En la última versión del DSM,  Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders o Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales, versión V del ano 2013, los Trastornos de la Conducta Alimentaria, se clasifican de la siguiente forma:

Según la Guía sobre TCA de la Universidad de Burgos, la alimentación se convierte en un problema cuando suceden una o más de las siguientes situaciones :

  • Se llevan a cabo conductas alimentarias anómalas como consecuencia de la insatisfacción corporal.
  • Existe un sentimiento constante de culpa por haber comido mucho o nada.
  • Hay preferencia por comer en solitario.
  • Se reduce de manera alarmante la cantidad de comida.
  • Hay atracones y o sensación de no poder parar de comer.
  • Se mantiene una autoprohibición absoluta de ingerir determinados alimentos como dulces o grasas.
  • El consumo de productos bajos en calorías o ricos en fibra es excesivo y continuado.
  • Los diuréticos, laxantes, vómitos autoinducidos, dietas restrictivas o ayunos o un excesivo ejercicio físico, se usan como una forma de compensar lo que se ha comido.
  • Los pensamientos distorsionados sobre la comida y el peso acompañan a la persona de forma obsesiva.

Mientras que la mayor parte de nosotros estamos ilusionados con la llegada de la Navidad y con las celebraciones familiares, las personas afectas de un Trastorno de Conducta Alimentaria sufren en estas fiestas la exposición constante a una comida, que para ellos, supone una seria dificultad.

Es importante buscar ayuda psicológica en cuanto aparezcan los primeros indicios de un Trastorno de la Conducta Alimentaria.

Para terminar esta entrada, comentaros que la alimentación debería ser una libre elección, dentro de los criterios de nuestra «salud«, en el sentido integral del término. No obstante, principios de conciencia o de religión también determinan nuestras elecciones de alimentos.

Fuentes:

  • Marga Serra (2015). Los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Editorial UOC.
  • Universidad de Burgos (2021). Guía de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Edita Servicio de publicaciones e imagen institucional Universidad de Burgos. ISBN 978 84 18 465 09 3 ebook

Imagen:

Imagen de moritz320 en Pixabay

«Trastorno del atracón»: Un trastorno de la conducta alimentaria.

mujer atracandose

– Marina Muñoz Cervera –

Los criterios de diagnóstico del Trastorno del Atracón.

En general, cuando hacemos alusión a los trastornos de la conducta alimentaria, solemos pensar en anorexia o bulimia nerviosas.

Sin embargo, hay un tercer tipo, conocido como Comedor compulsivo o Trastorno del Atracón, que manifiesta síntomas comunes con la bulimia nerviosa, y es un trastorno independiente, a pesar de que puede aparecer durante el curso de los trastornos mencionados.

El Trastorno del Atracón en el DSM IV.

El DMS IV (APA 2001) clasifica los trastornos de la conducta alimentaria de la siguiente forma:

F. 50.0-Anorexia nerviosa (307.1):

F.50.2-Bulimia nerviosa (307.51):

F.50.9-Trastorno de la conducta alimentaria no especificado (307.50):

Casos parciales atípicos de Anorexia Nerviosa

Casos parciales atípicos de Bulimia Nerviosa

Trastorno por atracón (compulsivo)(1)

De forma muy sintética, este trastorno se describe en la literatura, con las siguientes características:

1.- Presencia de atracones recurrentes que tienen lugar, como promedio, al menos dos veces por semana durante un periodo de 6 meses y que originan un profundo malestar al recordarlos.

2.- Los episodios de atracón se asocian a 3 o más de los siguiente síntomas:

– Ingesta mucho más rápido de lo normal.
– Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.
– Ingesta de grandes cantidades de comida a pesar de no tener hambre.
– Comer a solas para esconder su voracidad.
– Sentirse a disgusto con uno mismo, depresión o culpabilidad después del atracón (2).

El trastorno del Atracón en el DMS V.

En el año 2013, la publicación del DMS V ha dado mayor entidad a este trastorno incluyéndolo en los trastornos nutricionales y de la conducta alimentaria (3).

Los criterios para su diagnóstico son parecidos a las expuestos en el DSM IV.

Criterios diagnósticos:

1.- Episodios recurrentes de atracones. Un episodio se caracteriza por los siguiente:

– Ingestión en un corto periodo de tiempo (por ejemplo 2 horas) de una cantidad de comida que es superior a la que la mayoría de las personas podría consumir en el mismo tiempo y en circunstancias similares.

– Sensación de pérdida de control sobre la ingestión durante el episodio.

2.- Los episiodios de atracón se asocian con 3 o más de los siguientes síntomas:

– Ingestión mucho más rápido de los normal.
– Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.
– Ingestión de grandes cantidades de comida a pesar de no tener hambre.
– Comer a solas para esconder su voracidad.
– Sentirse a disgusto con uno mismo, depersión o gran culpabilidad después del atracón.
– Profundo malestar al recordar los atracones.
– Los atracones tienen lugar, en términos generales, al menos un día a la semana durante 3 meses.
– El atracón no se asocia con estrategias compensatorias inadecuadas (purgas, ayuno y ejercicio físico excesivo) y no aparece exclusivamente en el transcurso de una bulimia o anorexia nerviosa.

Nivel de gravedad del trastorno:

– Leve: 1 a 3 atracones por semana.
– Moderado: 4 a 7 atracones por semana.
– Grave: 8 a 13 atracones por semana.

Criterios de remisión:

– Remisión parcial: Después de que se cumplan los criterios de diagnóstico del trastorno por atracón, los atracones de comida se producen con una frecuencia promedio de menos un episodio por semana durante un periodo de tiempo prolongado.

– Remisión total: Después de que se cumplan los criterios de diagnóstico del trastorno por atracón, ninguno de estos ha ocurrido durante un periodo de tiempo prolongado.

Fuentes:

(1) http://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/48513/TESI_Montse_Giner.pdf?sequence=2

(2) C. Gómez-Candela, V. Loria Kohen, R. Castillo Rabaneda y F. Rodriguez Santos. «Trastornos de la conducta alimentaria: anorexia, bulimia, trastorno alimentario no especificado y trastorno por atracón. Pautas de intervención.» Psicología y nutrición. Elsevier-España. Barcelona 2008.

(3) López-Espinoza, Martínez Moreno, López Uriarte. «México obeso: actualidades y perspectivas». Editorial Universitaria, Universidad de Guadalajara. Primera edición electrónica, 2015.

Imagen:

https://consejonutricion.files.wordpress.com/2012/06/ansiedad-por-comer11.jpg

Última revisión: 09-09-18