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El romero: condimento y medicamento.

rosmarinus officinalis

– Marina Muñoz Cervera –

Es romero es un condimento, que fue usado como medicamento.

Esta especia o condimento es conocida por todos como aromatizante y saborizante de muchas preparaciones culinarias. Tras el dicho «con las virtudes del romero se puede escribir un libro entero» hay todo un mundo de práctica en su uso que nos demuestra que no solo es una hierba aromática sino también una planta con propiedades medicinales.

Pertenece a la misma familia botánica que la albahaca, «Lamiaceae» (comprende más de 200 especies de plantas y todas ellas contienen aceites esenciales), siendo su especie, «Rosmarinus» y su género «officinalis», este último término, se aplica a muchas especies que desde muy antiguo se consideran hierbas medicinales (1).

El romero en la antigüedad:

En la experiencia de Pedanio Dioscórides (40-90 d.C.) , médico en la antigua Grecia, el romero sanaba la ictericia «dándose a beber el cocimiento de sus hojas» y describe el momento en el que tenían que administrarse: «antes de que se ejercite el enfermo; el cual habiéndose ejercitado debe entrar al baño y beber vino» (2) (en el contexto histórico de Dioscórides, médico del ejército de Nerón, «ejercitarse» puede significar «llevar a cabo las maniobras o las contiendas propias del ejército», tratándose esto último de mi libre interpretación basada en el significado etimológico de la palabra «ejercitar»).

Andrés de Laguna, médico español, dedicado a la botánica médica y a la farmacología (1499-1560)  dice del romero, que «su sahumerio (*) sirve para la tos y el catarro, preserva la casa de ambientes corruptos y de las pestilencias y hace huir a las serpientes de ella» (2).

Fue en el año 1300 cuando Arbau de Vilanova, médico español,  descubrió su esencia en disolución alcohólica; en el siglo XVI se preparó el Agua de la Reina , destilando con alcohol las sumidades floridas del romero y desde entonces se le atribuyeron grandiosas virtudes cosméticas para el rejuvenecimiento del piel (2).

Hoy en día sabemos que es estimulante, antiespasmódico, ligeramente diurético y colagogo (provoca la evacuación de bilis); en su uso externo se emplea para combatir los dolores articulares, así como para tonificar el cuerpo fatigado por trabajos violentos (2), por los efectos antiinflamatorios, rubefacientes y analgésicos de su aceite esencial rico en pireno, alcanfor y cineol.

Como hepatoprotector y carminativo, se emplea en el tratamiento de afecciones hepatobiliares como hepatitis, colecistitis y también en flatulencias.

Como cicatrizante y estimulante del cuero cabelludo se emplea tópicamente en heridas y problemas de alopecia. Describe Pío Font Quer (1888 Lérida-1964 Barcelona), Doctor en Farmacia y Licenciado en Ciencias Químicas, que para lavar las llagas se utiliza la infusión de sumidades floridas en la proporción de 1 onza (28,57 gramos) por litro de agua hirviendo; se lavan las heridas y/o llagas dos veces al día con este agua que será preparada de nuevo cada vez (2).

Como vemos detrás del simple condimento de arroces y otros platos hay todo un mundo que podemos explorar.

No destaca especialmente como nutriente, pero sí como medicamento, en forma de infusión, extracto fluido, extracto seco y aceite esencial; sin embargo no es del todo inocuo, el uso de su aceite esencial está contraindicado en el caso de embarazo (es abortivo), en el caso de obstrucción de vías biliares, durante la lactancia, en epilepsia, úlceras gastroduodenales y en niños menores de 6 años.

El aceite esencial puro no debe usarse por vía interna porque puede producir espasmos musculares, gastroenteritis, irritación renal y si se utilizan altas dosis puede ser neurotóxico.
(*)sahumerio: humo aromático

Enlace relacionado:

Recetas: Calabaza al romero.

Fuentes bibliográficas:

(1) Inforjardin. Romero
http://fichas.infojardin.com/arbustos/rosmarinus-officinalis-romero.htm
(2) Pío Font Quer. “Romero”. El Dioscórides Renovado. 4ª Edición. Págs. 651-652. Ediciones Península. Barcelona 2002.
(3) Fitoterapia avanzada. Fundación Universitaria Iberoamericana.

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Entrada actualizada el 09-07-2013

Un estudio sobre las grasas saturadas y sus efectos sobre el cerebro.

un cerebro entre las manos
– Marina Muñoz Cervera –

Todo lo que comemos influye en la salud y funcionamiento de nuestro cerebro.

El tipo de grasa que consumimos es importante para nuestras funciones vitales, incluyendo la función cognitiva. Esto demuestra una investigación publicada el 20 de mayo de 2012 en La Razón.es, y nos cuentan lo siguiente:

«Un nuevo estudio del Hospital Brigham and Women, en los Estados Unidos, ha descubierto que ciertos tipos de grasa se asocian a una peor memoria, y función cognitiva global. Se ha sabido durante años que comer demasiados alimentos que contengan grasas nocivas, como las grasas saturadas, no es saludable para el corazón. Además, según la nueva investigación, el consumo de este tipo de grasas también se asocia con una peor función cognitiva general, y de la memoria, en las mujeres, a largo plazo.»

«Por el contrario, las grasas monoinsaturadas se asocian con una mejor función cognitiva general, y de la memoria. Este estudio ha sido publicado en ‘Annals of Neurology’, la revista de la Asociación Americana de Neurología y la Sociedad de Neurología Infantil».

«El equipo de investigación analizó los datos del Women’s Health Study -con una cohorte de casi 40.000 mujeres, mayores de 45 años. Los investigadores se centraron en los datos de un subgrupo de 6.000 mujeres, todas mayores de 65 años; estas mujeres participaron en tres pruebas de función cognitiva, las cuales fueron espaciadas cada dos años».

«Al observar los cambios en la función cognitiva, encontramos que la cantidad total de la ingesta de grasa no importa, sino que lo relevante es el tipo de grasa consumida», explica Olivia Okereke, del Departamento de Psiquiatría.

«Las mujeres que consumían las mayores cantidades de grasas saturadas, que pueden provenir de grasas de origen animal, como la carne roja y la mantequilla, en comparación con aquellas que consumieron las cantidades más bajas, mostraron una peor función cognitiva general, y una peor memoria».

«En cambio, las mujeres que consumían más grasas monoinsaturadas, que se pueden encontrar, por ejemplo, en el aceite de oliva, mostraron mejores patrones de puntuaciones cognitivas».

«Nuestros hallazgos tienen importantes implicaciones para salud pública», afirma Okereke, quien añade que «consumir grasa buena, en lugar de grasa mala, es una modificación de la dieta bastante simple, que podría ayudar a prevenir la disminución de la capacidad de memoria».

Como vemos, nuestra alimentación tiene una repercusión global en nuestro organismo, por ello es importante cuidarla día a día.

Fuente:
La Razón.es. «La grasa que perjudica el corazón puede tener el mismo efecto en el cerebro». 20 de mayo de 2012.

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Última revisión: 20-08-18