– Marina Muñoz Cervera –
El 18 de julio de 2012, The Lancet, publicó, on line, un artículo en el que expresa de forma contundente los serios problemas de la actitud sedentaria. Tras una exhaustiva investigación, llegan a la conclusión de que la inactividad física tiene un importante efecto en la salud mundial (1).
En el artículo refieren los efectos beneficiosos de la actividad física y los perjuicios de su supresión en la vida cotidiana.
Existe una fuerte evidencia de que la actividad física reduce:
– Todas las causas de mortalidad.
– Hipertensión.
– Accidente cerebrovascular.
– Síndrome metabólico.
– Diabetes tipo 2.
– Cáncer de mama y de colon.
– Depresión.
– Infarto.
Hay una fuerte evidencia de que mejora:
– La función cardiorrespiratoria y muscular.
– La masa corporal y su composición.
– El sistema óseo.
– La salud funcional.
– La función cognitiva.
Con este estudio han demostrado que el sedentarismo tiene similares consecuencias que el tabaquismo y la obesidad.
Los autores del excelente trabajo enuncian, como una de sus conclusiones, que el sedentarismo es responsable del 6 al 10% de las enfermedades no transmisibles: cardiopatía coronaria, diabetes tipo 2 y cáncer de mama y colon. También consideran que este comportamiento poco saludable es causa del 9% de la mortalidad global y de más de 5,3 millones de muertes del total de los 57 millones de muertes habidas en el mundo en el año 2008.
Y demuestran que si se reduce la inactividad física podría aumentar la esperanza de vida de la población mundial (1).
Una noticia sobre este artículo salió publicada El País, Sociedad, el 19 de julio de 2012, y comenta, entre otras muchas cosas, que «ningún certificado médico dice que alguien murió de sedentarismo», sin embargo «la inactividad física es algo más mortal que el tabaquismo porque las muertes que los investigadores atribuyen al tabaco son 5,1 millones anuales» (2).
Uno de los pioneros cuya labor ha contribuido a cambiar la marea de la opinión popular fue Jerry Morris, quien realizó los primeros estudios epidemiológicos rigurosos sobre la inactividad física y riesgo de las enfermedades crónicas, publicadas en 1953. Desde entonces, muchas pruebas han documentado claramente sus muchos beneficios para la salud. A pesar de estos conocimientos, una gran proporción de la población del mundo sigue siendo físicamente inactiva (1).
Fuentes:
(1) Lee I-M, Shiroma EJ, Lobelo F, Puska P, Blair SN, Katzmarzyk PT, for the Lancet Physical Activity Series Working Group. Effect of physical inactivity on major non-communicable diseases worldwide: an analysis of burden of disease and life expectancy. Lancet. 2012; published online July 18. http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(12)61031-9.
http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(12)61031-9/fulltext?_eventId=login&elsca1=ETOC-LANCET&elsca2=email&elsca3
(2) No caminar es tan malo como fumar. El País. Sociedad. Jueves 19 de julio de 2012. Periódico.
Imagen: http://blog-cristobal-pera.noscuidamos.com/files/2010/03/jogging.jpg