– Marina Muñoz Cervera-
En un artículo publicado por EUFIC (European Food Information Council) en el año 2008, La privación de sueño y sus consecuencias metabólicas, nos explican que la privación del sueño está relacionada con diversos cambios adversos en la actividad metabólica: aumentan los niveles de cortisol (una hormona implicada en la respuesta al estrés) en sangre, la respuesta inmune se ve afectada, disminuye la capacidad del organismo de procesar glucosa y el control del apetito se altera. Este tipo de cambios, pueden observarse en personas cuyo patrón de sueño está trastornado debido, por ejemplo, al cuidado de un bebé o a una enfermedad. El resultado final es que el funcionamiento normal del cuerpo se ve perturbado por la falta de sueño, y esto produce ciertas consecuencias metabólicas.
Los estudios epidemiológicos y de laboratorio realizados indican que la falta de sueño puede desempeñar un papel en el aumento de la prevalencia de la diabetes y la obesidad. La relación entre la restricción del sueño, la ganancia de peso y el riesgo de padecer diabetes podría derivar de alteraciones en el metabolismo de la glucosa, un aumento del apetito y una disminución del gasto energético (1).
Se han hecho, desde entonces, varias investigaciones que corroboran los efectos descritos anteriormente y EUFIC ha publicado, recientemente, un interesante artículo: Brain response to food stimuli may explain link between inadequate sleep and obesity, («La respuesta cerebral ante el estímulo de la comida puede explicar la relación entre el sueño inadecuado y la obesidad») (2) del que he hecho una traducción libre.
Según nos explican, el sueño escaso podría conducir a una mayor tendencia a comer en exceso porque está aumentada la actividad cerebral en respuesta a los estímulos de la comida. Se basan en una investigación de la Universidad de Colombia publicada en el mes de abril por The American Journal of Clinical Nutrition Sleep restriction leads to increased activation of brain regions sensitive to food stimuli.
Hasta ahora, los estudios muestran una estrecha relación entre la obesidad y la falta de sueño, se ha demostrado que se ven afectadas hormonas clave relacionadas con la regulación del apetito y el equilibrio de energía, insulina, leptina y grelina; sin embargo, se han hecho pocas investigaciones sobre cómo pueden afectar los estímulos de comida a la actividad cerebral en situaciones de deprivación de sueño. Por ello los investigadores de la Universidad de Colombia intentaron determinar el efecto del sueño regular frente al sueño reducido, en la actividad de las neuronas de diferentes áreas del cerebro ante el estímulo visual de cuadros con alimentos diferentes.
Para ello hicieron una investigación entre hombres y mujeres de la ciudad de Nueva York, con edades comprendidas entre los 30 y 45 años y valores de IMC (Índice de masa corporal) establecidos entre 22 y 26 kg/m². Os cuento de forma muy resumida cómo se desarrolló el estudio: Después de someter a los participantes a diferentes entrenamientos (unos, elegidos al azar, se sometían durante varios días a un horario de sueño de 9 horas diarias y otros a cuatro horas) todos ellos bajo control; les mostraron imágenes de diferentes comidas y objetos no alimenticios, mientras exploraban su actividad cerebral con Imágenes de Resonancia Magnética Funcional.
En los individuos con el sueño restringido, los cuadros de la comida aumentaron la actividad en varias regiones del cerebro: la corteza orbitofrontal (OFC), ínsula, regiones de los ganglios basales, sistema límbico y otros. Sin embargo en los que habían dormido, con regularidad, las 9 horas de sueño habitual, los estímulos de comida aumentaron la actividad en áreas de la corteza orbitofrontal (OFC) pero de forma menos intensa y menos extensa.
Las regiones del cerebro que más se activaron en los participantes con el sueño restringido fueron las áreas más relacionadas con la motivación, recompensas, procesamiento cognitivo, toma de decisiones y autocontrol.
El núcleo accumbens y las regiones de núcleo putamen también se activaron en mayor grado después de la restricción del sueño y estas regiones tienen que ver con recompensa, placer, refuerzo del aprendizaje y drogadicción.
Además los investigadores descubrieron que, después del sueño restringido, la actividad de las neuronas en el cerebro fue similar al patrón neuronal que está presente en alguien que ha perdido peso y está intentando recuperar su peso corporal inicial.
Este estudio demuestra que la relación entre la falta de sueño y la obesidad puede no ser únicamente hormonal, podría ser, en parte, debida a la actividad neuronal aumentada en regiones cerebrales unidas a motivación y recompensa, y esto puede conducir a la gente, que no duerme bastante, a buscar la comida.
Fuentes:
(1)
http://www.eufic.org/article/es/artid/privacion-sueno-consecuencias-metabolicas/
(2) http://www.eufic.org/article/es/artid/privacion-sueno-consecuencias-metabolicas/
Imagen: http://www.metepunk.com.mx/wp-content/uploads/2010/07/pic-tiempo2.jpg
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