– Marina Muñoz Cervera –
Todo lo que comemos influye en la salud y funcionamiento de nuestro cerebro.
El tipo de grasa que consumimos es importante para nuestras funciones vitales, incluyendo la función cognitiva. Esto demuestra una investigación publicada el 20 de mayo de 2012 en La Razón.es, y nos cuentan lo siguiente:
«Un nuevo estudio del Hospital Brigham and Women, en los Estados Unidos, ha descubierto que ciertos tipos de grasa se asocian a una peor memoria, y función cognitiva global. Se ha sabido durante años que comer demasiados alimentos que contengan grasas nocivas, como las grasas saturadas, no es saludable para el corazón. Además, según la nueva investigación, el consumo de este tipo de grasas también se asocia con una peor función cognitiva general, y de la memoria, en las mujeres, a largo plazo.»
«Por el contrario, las grasas monoinsaturadas se asocian con una mejor función cognitiva general, y de la memoria. Este estudio ha sido publicado en ‘Annals of Neurology’, la revista de la Asociación Americana de Neurología y la Sociedad de Neurología Infantil».
«El equipo de investigación analizó los datos del Women’s Health Study -con una cohorte de casi 40.000 mujeres, mayores de 45 años. Los investigadores se centraron en los datos de un subgrupo de 6.000 mujeres, todas mayores de 65 años; estas mujeres participaron en tres pruebas de función cognitiva, las cuales fueron espaciadas cada dos años».
«Al observar los cambios en la función cognitiva, encontramos que la cantidad total de la ingesta de grasa no importa, sino que lo relevante es el tipo de grasa consumida», explica Olivia Okereke, del Departamento de Psiquiatría.
«Las mujeres que consumían las mayores cantidades de grasas saturadas, que pueden provenir de grasas de origen animal, como la carne roja y la mantequilla, en comparación con aquellas que consumieron las cantidades más bajas, mostraron una peor función cognitiva general, y una peor memoria».
«En cambio, las mujeres que consumían más grasas monoinsaturadas, que se pueden encontrar, por ejemplo, en el aceite de oliva, mostraron mejores patrones de puntuaciones cognitivas».
«Nuestros hallazgos tienen importantes implicaciones para salud pública», afirma Okereke, quien añade que «consumir grasa buena, en lugar de grasa mala, es una modificación de la dieta bastante simple, que podría ayudar a prevenir la disminución de la capacidad de memoria».
Como vemos, nuestra alimentación tiene una repercusión global en nuestro organismo, por ello es importante cuidarla día a día.
Fuente:
La Razón.es. «La grasa que perjudica el corazón puede tener el mismo efecto en el cerebro». 20 de mayo de 2012.
Última revisión: 20-08-18